Mi Experiencia en el Embarazo
El embarazo es el inicio a una vida maravillosa, en lo personal no tengo una palabra clave para definirlo, pues las emociones son muy cambiantes; felicidad, miedo, angustia, nuevamente felicidad; definitivamente las hormonas hacen de las suyas en este período.
Siempre pensé: cuando esté embarazada la alimentación se me va hacer fácil pues tengo los conocimientos, pero ¿adivinen? Eso no pasó, al contrario, puedo decir que ha sido una de las etapas más complicadas de mi vida para poder alimentarme.
Empecemos por lo achaques, siempre he dicho que mi comida favorita del día es el desayuno, pues en el primer trimestre me enojé con todas las opciones de desayuno y a lo largo del día, había momentos donde si me apetecía ciertas cosas y otras no, por dicha de las nauseas no pasé.
Me costó mucho aumentar de peso durante los primeros meses del embarazo, de hecho, mis compañeras de CNC me daban tips para comer más, hasta un plan de alimentación me hicieron cuando no quería comer nada.
Poco a poco fui ganando peso y mi bebé fue creciendo; de un día para otro las náuseas se fueron y de repente me quería comer el mundo entero, en ese momento puede empezar a poner en práctica mi profesión.
En lo personal fue apasionante poder alimentarme de manera saludable, saber que podía y que no podía comer por mi bien y el de mi bebé; con porciones más grandes de las que como siempre por supuesto, pero todo de manera equilibrada, les cuento que me quité mis antojos, en eso no titubeé.
El ejercicio fue un tema complicado, los primeros 4 meses no pude ejercitarme por recomendación médica, pero una vez me dieron luz verde inicié una rutina de gimnasio con todas las previsiones de mi estado, luego en los últimos meses, solo lograba salir a caminar distancias cortas, pues ya la respiración no era igual que antes.
Lo que más rescato hoy en día, es ponerme en los pies de mis pacientes, entenderlas cuando una semana me dicen “amo las lentejas” y a los días me escriben y me dicen “quíteme las lentejas del plan, no las soporto”. También puedo dar fe del mito que se escucha siempre de que se debe “comer doble” una mujer en esta etapa aumenta sus requerimientos energéticos, pero no por eso podemos comer absolutamente todo lo que se nos antoje.
Mis pacientes saben, que el peso para mi no es relevante, me guío más por la composición corporal (grasa y músculo), pero siempre me daba risa nerviosa cuando veía que el peso iba subiendo, al final aumenté 10 kilos aproximadamente, luego de 4 meses desde el nacimiento de mi bebé Samuel logré recuperar mi peso inicial, nuevamente con una buena alimentación y con ejercicio.
Las mujeres somos seres maravillosos, al poder dar vida a otro ser humano, por eso debemos amarnos y cuidarnos y la alimentación es vital en este proceso, por esta misma razón no dude en buscar asesoría profesional.
Dra. Angie Ramirez, Nutricionista de CNC
Centro de Nutrición Clínica
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